Maestros que no riñen, amigos que no piden nada

Por Pilar, el 23/04/2016

Maestros que no riñen, amigos que no piden nada

El día del libro es uno de esos, que como otros tantos, deberían festejarse a diario. La literatura es vida, son todas las vidas que pueda uno imaginar contadas con la voz de otros. Se nos hace partícipe de penas, alegrías, complicidades, amores. Algunos libros te dejan un sabor amargo, te obligan a pensar en lo que no quieres, te provocan para actuar, te divierten, te enamoran... y siempre hay una historia nueva, siempre un enfoque diferente, un momento distinto o especial para el lector. Parecería que está todo ya contado, pero afortunadamente quedan muchas mentes con la imaginación y el arte suficiente para escribir nuevas historias.

La idea era hablar de alguno de los libros o autores que más me han gustado, pero lo cierto es que es casi imposible. Todos me parecen un logro, al margen de su mayor o menor calidad, y de todos he aprendido algo, incluso cómo no debe escribirse uno. Así es que si tuviera que elegir un libro favorito sería muy complicado, todos tienen algo digno de mi interés.

Muchas veces olvido los nombres de los protagonistas, el lugar exacto en el que ocurre la historia. Otras en cambio se me queda grabada a fuego una conversación, un párrafo o la secuencia de hechos de un capítulo. Pero siempre, siempre, recuerdo la sensación que me ha producido al terminarlo. Puedo decir perfectamente si me gustó, me apasionó, me produjo desasosiego, perder la fe en la humanidad, creer en los milagros...

Es por esto mismo que me encanta leer, lo que sea, todo es susceptible de producirme una impresión, incluso indiferencia, por qué no, y por eso me parece tan respetable y tan difícil ser escritor. Es un don poder expresar lo que uno piensa y transmitirlo. Me recuerdo a mi misma siempre leyendo, rodeada de libros, con apenas cinco años. Literatura infantil primero, historias de niños y niñas un poco mayores que yo, que te abrían ventanas al mundo desconocido, aventuras, amores, decepciones. Siempre presente la avidez por conseguir un nuevo aporte a la colección, los regalos de cumpleaños, de navidad, siempre libros...

Así es que dejaré mi homenaje a John Irving, el autor que había elegido, para otro día, porque creo que hoy el protagonismo es para el libro, para ese que amarillea en la estantería de puro viejo, para el que abrimos con deleite recién comprado, para ese que nos acompaña en los viajes en metro, el que leemos en una tablet. Ese libro que es la mejor compañía: un maestro que no riñe y un amigo que no pide nada...