El gran acierto de Facebook

Por Pilar, el 05/07/2017

El gran acierto de Facebook

Según el pensador Zygmunt Bauman, el gran acierto de Facebook ha sido encontrar la gran debilidad humana: darse cuenta de que el mayor temor de las personas es sentirse solas y abandonadas. 

Es tan sencillo como publicar algo en el muro, en el estado. Una alegría, una felicidad, una queja. Aparentemente queda ahí, no hay más. Puede que con suerte alguien conteste, le de a me gusta, o mande un privado para saber más. O puede haber un gran aluvión de respuestas si alguien es popular. ¿Es soledad? tal vez sí o tal vez no. 

Si nadie contesta si parece que ha caido en saco roto, al menos ha sido un desahogo, un grito, un golpe en el quicio de la puerta. Ya. Y la vida sigue, como si nada, como si todo. Y a pesar de ello alguien, muchos alguien, saben de nosotros, de lo que sentimos. Somos como ese chico que hay en todas las pandillas, ese que no es demasiado popular, torpe, que no tiene amigos, pero que sigue acudiendo a sabiendas de que nadie hablará con él, que nadie se dará cuenta si no está, pero que no se resiste a abandonar, porque prefiere eso a la soledad de la casa.

Soledad, esa palabra maldita, un estado por el que atraviesan muchas personas, pero que por mucho empeño que se ponga no es ni bueno, ni malo. Simplemente es. A veces durante largas temporadas, otras breves, en ocasiones deseada, encontrada, inevitable, acomodada... Hay tantas maneras de estar solo, alguna de ellas es en compañía, aunque sea rodeado de cientos de amigos cibernautas.

Parece que de todo lo que le puede pasar a una persona lo más triste es que además, esté solo. Y puede que sí, que el creador de Facebook haya encontrado la manera de solucionar, aunque sea de modo aparente y superficial, el talón de Aquiles del ser humano, el miedo a la soledad.