Una hora de cibercrastinación al día quita vida

Por Tamara GJ, el 25/05/2015

Una hora de cibercrastinación al día quita vida

Ciberpedimedia

Los estudios, cada vez más numerosos, sobre las consecuencias que se están generando en nuestra vida a causa del uso de las aplicaciones y herramientas tecnológicas, confirman una y otra vez lo que todos podemos observar y vivir cada día: nos estamos convirtiendo en robots. Tal vez está afirmación a día de hoy sea algo exagerada, pero si analizamos la evolución de nuestra relación con la tecnología, el camino que estamos andando, con los pasos que estamos dando, nos lleva inevitablemente a ello.

Las situaciones y momentos en los que usamos dispositivos tecnológicos aumentan exponencialmente. Los smartphones, elemento estrella de la cibercrastinación, forman parte de todas y cada una de las partes de nuestra vida, veamos: los usamos como despertador, empezando el día revisando las notificaciones pendientes; desayunamos mirando las noticias de los canales a los que estamos suscritos; consultamos la información meteorológica y las novedades de la redes sociales en nuestros ratos de descanso; respondemos mensajes de forma habitual, es rápido y sencillo, así que cualquier momento es bueno; aprovechamos los momentos de espera o de viaje para consultar el correo electrónico y dar otro repasito a las redes; echamos partidas a juegos sencillos y atractivos que alivian, durante unos instantes, nuestra angustia; y así con otras muchas parcelas de nuestra vida y con otros dispositivos (Tablets, Ordenadores, Televisión, Vídeo-consolas,...).

Cada vez son más los que se dejan hipnotizar por el brillo y color, los sonidos, la inmediatez y conexión continua, perdiéndose otras partes de la realidad, perdiéndose parte de la vida. Quizás tú mismo formes parte de este grupo o estés a punto de hacerlo.

Si pasas cada vez más tiempo jugando con la Tablet que leyendo; si cada vez son más las conversaciones por chat que en persona; si retrasas continuamente las tareas importantes por atender las notificaciones de redes sociales; si no puedes dormir porque a cada instante revisas las notificaciones de tu Móvil,… si la tecnología se ha convertido en un apéndice de tu cuerpo y crees que no podrías pasar sin ella, estás muriendo en vida.

Ciberadicción

La inmediatez y rapidez que nos proporcionan ciertas herramientas y aplicaciones nos atrapan en una conexión continua: cualquier momento y lugar nos sirve para responder mensajes, revisar los mails o nuestro muro, jugar, comentar, opinar,… no tenemos espacios ni lugares concretos para las acciones virtuales, dejamos que formen parte de cada parcela de nuestra vida, limitando y deteriorando nuestro descanso, nuestras relaciones, nuestras tareas y responsabilidades, nuestro tiempo de ocio… pudiendo llegar a producir efectos devastadores en nuestra salud física, mental, emocional y social.

No somos capaces de estar sin el móvil cerca: lo necesitamos como respirar.La dependencia a la tecnología la estamos desarrollando y afianzando cada día. Trabajamos, nos relacionamos, nos organizamos, nos divertimos, nos comunicamos,… a través de máquinas que nos facilitan muchas de las exigencias de la vida moderna pero al mismo tiempo nos generan molestias y sufrimientos físicos (cefaleas, problemas musculares, mareos,…), psicológicos (pérdida de atención y concentración, problemas de memoria, procrastinación,…) y emocionales (estados de ánimo bajo, impulsividad, paranoia,…)

Cibercrastinación social

Existe la falsa creencia de que gracias a las redes sociales tenemos muchísimos más amigos, que somos muy populares y despertamos interés y admiración, pero esto es sólo una ilusión. Es cierto que las redes tiene un inmenso potencial para aumentar y mejorar las relaciones de cualquier tipo (de pareja, sociales, laborales, formativas,…) pero solamente si las trasladamos y las vivimos en la realidad, es decir, el mundo virtual está genial para conocer gente y mantener el contacto con aquellas personas que por las razones que sea, tenemos en la distancia, pero todo esto es superficial. La base de las buenas relaciones está en compartir y realizar actividades conjuntas más a allá de los aparatos que nos rodean. El contacto físico, la comunicación no verbal, las miradas,… la autenticidad de las relaciones está en el cara a cara y no detrás de una pantalla.

Por estar permanentemente colgados de nuestros ciberamigos estamos quitando tiempo a nuestras relaciones de verdad, las que nos llenan y nos hacen sentir bien, las que nos ayudan y apoyan, las que están en lo bueno y en lo malo, las que tenemos con las personas de nuestro entorno cercano (padres, hijos, abuelos, hermanos, amigos, compañeros, vecinos,…) y que tanto estamos descuidando por unos cuantos “clics” que no resuelven ni aportan nada.

¿Hace cuánto tiempo que no ves a esa persona? ¿Hace cuánto que no te tomas un café charlando tranquilamente? ¿Hace cuánto que no miras a los ojos a tu pareja? ¿Hace cuánto que no mantienes una buena y divertida charla familiar? ¿Hace cuánto qué dejaste de relacionarte con tus compañeros? En todas estas escenas, ¿hay móviles?

Perdiendo tiempo, perdiendo vida

Ya puedes ir sumando los minutos que dedicas a cibercrastinar y seguramente pases varias horas al día (como poco). Si acumulas todo este tiempo que has dedicado a jugar online, chatear, echar un vistazo a las redes, mirar de forma desorganizada los avisos de correo, buscar información o mirar vídeos sin sentido,… ¿crees que has perdido mucho tiempo? ¿consideras que podrías haber aprovechado para hacer otras cosas? Tal vez terminar esas tareas pendientes, comenzar a hacer ejercicio o dieta sana, meditar, escribir o pasear, conversar con los que te rodean, disfrutar de tu pareja, familia y amigos, tener hobbies y ocio satisfactorios, buscar un trabajo mejor, hacer ese curso que tanto te apetece o leer ese libro que parece tan interesante.

Todo ese tiempo ya no se puede recuperar, pero todo el tiempo que tienes a partir de ahora mismo depende de ti en qué lo inviertas, depende de ti para qué y cómo lo uses. Tú decides qué hacer con tu tiempo, tú decides si quieres disfrutar de la vida.

Un uso adecuado de estas herramientas y aplicaciones es beneficioso. Todo lo que sea facilitar el contacto y la comunicación, el entretenimiento y la distracción, la búsqueda de información y documentación, la productividad laboral y formativa,... serán acciones encaminadas a un avance saludable siempre y cuando se realice de forma razonable y equilibrada. Si dejamos de hablar con las personas que nos rodean para chatear, si dejamos de salir a dar una vuelta con nuestros amigos reales para cotillear los muros de nuestros amigos virtuales, si pasamos horas jugando sin mantener contacto con nuestra familia, si somos adictos al trabajo y no podemos apagar el ordenador,... podemos desarrollar graves problemas, que seguramente ya se hayan manifestado.

 

 Imagen: Olivia Fal