Meditación para todos
Por JoseV, el 12/07/2012

Un ejercicio básico de meditación que cualquiera puede seguir.
Durante muchos años escuché hablar de la meditación, sin prestarle demasiada atención. Me imaginaba personajes con túnicas y la cabeza rapada, entonando algun sonido monocorde. No entendía porque había que viajar tan lejos como a la India o a Nepal para encontrarse a uno mismo. Aquello formaba parte de la vida de los que seguían alguna filosofía oriental, gente que vivía al margen o de forma paralela a una sociedad "normal". Imágenes peyorativas en las que no había sitio para alguien tan ocupado y que vivía una vida normal. Fíjate que he utilizado dos veces el término normal, para referirme a mi normalidad, que es también la de muchos otros, pero que no tiene ni porque ser la de todos, ni por supuesto la más beneficiosa.
Seguramente encontrarás mil definiciones de lo que es la meditación, pero hay una que encaja bastante bien con mi forma de verla: meditar, se trata de ponerse en un momento concreto a no hacer absolutamente nada. Eso simplemente, no hacer nada. ¿Fácil? No tanto como lo parece, requiere un cierto empeño, pero con algo de práctica cualquiera puede beneficiarse de la meditación.
¿Qué propósito tiene meditar?
¿Qué propósito tiene no hacer nada? ¿Sirve para algo? Parece que la vida es hacer cosas constantemente. Pasar de una tarea a otra, de un pensamiento a otro sin parar ni un solo instante. Si de repente decidimos conscientemente no hacer nada, que nada pase por nuestro mente, permanecer en la quietud absoluta durante unos minutos, supone un cambio enorme. Algo fantástico comienza a ocurrir a un nivel interno. Logramos una tranquilidad que es muy necesaria y que además resulta que es extremadamente útil. Tratando de no pensar en nada, comenzamos a vislumbrar soluciones para problemas que parecían no tenerlos. De la meditación surgirán vías para manejar situaciones complicadas que vivimos y relacionarnos con los que nos rodean de una forma diferente.
Para el que comienza es increíble el rendimiento que se puede sacar de algo tan simple como respirar profundamente y tratar de no pensar en nada. Acallar el ruido que nos rodea, dejar nuestra mente en la paz más absoluta, nos prepara para captar detalles, sutilezas que antes estaban ocultas por ese mismo ruido. La práctica continuada de la meditación nos capacita para ver con otros ojos, vivir otra vida que estaba dentro de nosotros, de la que desconocíamos todo o de la que solo vislumbramos algún detalle de tarde en tarde.
Cualquiera puede meditar
Pero lo mejor de la meditación es que cualquiera puede hacerlo, es tan asequible que no necesitamos ni máquinas, ni equipamiento, ni un estado físico especial. Es tan fácil que merece la pena intentarlo, así que vamos a ello. Una técnica básica de la meditación trata de que te centres completamente en la respiración.
Una técnica de meditación para todos
- Utiliza un despertador, un temporizador en el móvil es muy útil, para no estar pendiente del tiempo. Continua este ejercicio al menos durante 5 minutos. Si eres capaz de hacerlo durante 15 minutos o más, apreciarás mucho mejor el beneficio para tu mente y organismo en general.
- Ponte en la posición que consideres apropiada para meditar. La postura deberá ser cómoda, al principio no te preocupes demasiado por cual sea la posición, solo trata de que sea lo más relajada posible y de que la espalda esté bien derecha (esto te permitirá respirar con mas naturalidad). Sentado erguido sin apoyar la espalda en la típica posición de yoga o simplemente en una silla con la espalda ligeramente recostada o incluso tumbado si te resulta más fácil, son posturas igual de válidas para iniciarse en la meditación. Recuerda que el fin es no pensar en nada, dejar tu mente vacía, por lo tanto la postura debe ser aquella que te permita ignorar completamente en que posición estás. No importa donde estés: tu casa, la cama, en tu oficina o el coche, adquiere una postura y si algo te molesta, músculos o articulaciones, corrígela hasta que te encuentres muy, muy cómodo. Solo un punto a tener en cuenta: cuanto más derecha esté tu columna mejor será la respiración.
- Comienza a respirar profundamente, pero sin forzarte.
- Fíjate únicamente en el recorrido del aire. Se consciente de como el aire entra por tu nariz. Sigue su recorrido. Nota como baja y llena tus pulmones. Haz respiraciones muy profundas, lentamente, tan profundas como seas capaz, pero procura no forzarlas. Intenta que tus pulmones se llenen completamente. Nota como se desplaza tu diafragma hacia arriba, no te importe que tu abdomen se hinche. Espera y comienza a espirar, siguiendo con tu mente el recorrido del aire en todo momento. Intenta que la espiración dure más que la inspiración. Repite este ciclo continuamente.
- Es posible que durante la meditación aprecies alguna molestia, alguna sensación de tu cuerpo, en cuanto seas consciente de que no estás pendiente únicamente de tu respiración, fíjate en eso que te ha sacado de la rutina. No lo analices, no le des muchas vueltas, solo míralo para ser consciente de que tu mente ha estado durante un tiempo pendiente de ello. Lo miras y sigues con tu rutina. Si es importante ya te ocuparás de ello más tarde y si no lo es, pues no merece tu atención.
- Algo parecido podría ocurrir con ruidos o pensamientos. Puede que tu mente se ponga a saltar de una cosa a otra, en el momento que seas consciente de ello, mira con que te has entretenido y déjalo pasar, vuelve a centrarte en la respiración tan pronto como te des cuenta.
- Si te cuesta trabajo alcanzar ese estado de relajación, el no pensar en nada, hazlo poco a poco, vete incrementando el tiempo a tu ritmo. Recuerda que si bien no hay obligaciones, ni límites, el intentar superarse también tiene un efecto muy beneficioso para nuestra mente y nuestro cuerpo. Ponte alguna meta y procura ir mejorándola.
No soy capaz de ponerme a detallar lo que la meditación implica desde un plano espiritual, como te conecta con el universo o con lo que te rodea. Pero creo que lo que te he contado, desde un plano puramente físico, te ayudará a comprender sus posibilidades, no importa lo cerebral o espiritual que seas. Dale una oportunidad, intenta practicarla a diario, incluso más de una vez, cuando estés agobiado, cuando te veas desbordado o, simplemente, cuando necesites un tiempo para ti. Posiblemente serán los 15 minutos mejor empleados del día.
Tanto si te inicias en la meditación, como si eres un practicante habitual, por favor cuéntanos a todos porque es buena para ti, como te ha ayudado y en que te ha cambiado. Ilustración: Carl Gustav Jung