Puedes cambiar las reglas del juego de tu vida

Por JoseV, el 31/12/2012

Puedes cambiar las reglas del juego de tu vida

Queridos amigos casi empezamos el año y me gustaría hacerlo compartiendo con vosotros una historia de superación. Algo que nos permita ver que incluso en las peores circunstancias, en la crisis más profunda, es posible salir adelante, que siempre hay esperanza. Esta es la historia de María uno de esos ángeles, seres de luz, o como cada uno quiera verlo, que pasan cada día a nuestro lado. 

Todo lo que necesitan las personas que están atrapados por dinámicas autodestructivas, que no ven salida a sus problemas, para conseguir romper con esa espiral de autocompasión y oscuridad, es un pequeño cambio. Un cambio que tiene que ver únicamente con nosotros mismos.

Estoy seguro que por oscura que te parezca tu vida, hay algún breve momento de luz. Un gesto de alguien, una palabra, una imagen que ves en la televisión, una canción... que consiguen sacarte una sonrisa, disfrutar, aunque solo sea por un segundo. Ese resquicio de alegría, que permite vislumbrar que también a ti te pueden ocurrir cosas positivas.

¿Qué ha pasado? Es importante ese momento, pero esto no es lo que quiero tratar ahora. En lo que me gustaría que te centrases, es que existen mecanismos que consiguen que tu actitud cambie. Contamos con un interruptor que al pulsarlo, ya sea por días o breves momentos, te ponen en una situación diferente, para ver las cosas desde una perspectiva más optimista. Y es lo que tienes que aprender a activar.

Qué las cosas nos vayan bien o mal depende, en gran medida, de nosotros mismos. Hay personas que aun pasando por una situación terrible tras otra, tienen la fuerza y el coraje, no solo de sobreponerse y salir adelante, además son los que animan a los otros. Lo que diferencia a estas personas de los demás, es la forma en que ven la vida. Son los del vaso medio lleno. Siempre ven las cosas desde una óptica positiva y en la peor de las situaciones son capaces de sacar el optimismo a pasear.

Recientemente conocí a una persona increíble, que es la que me motivó a escribir estas líneas. María es una simpática abuela, si la vieras pensarías que solo le han pasado cosas buenas en su vida. Cuando te la encuentras en un box de un hospital, donde alguien está recibiendo tratamiento para el cáncer, su marido en este caso, obviamente todo no puede ser de color de rosa. Da igual, porque María, al contrario que su marido, es todo alegría y optimismo. Es de esas personas que tienen un aura que ilumina y contagia a todos los que la rodean. Después de coincidir algunos días y unas breves charlas, me decidí a saber un poco más de ella. Su vida es de éstas que darían para escribir una saga de coraje, de superación.

María no tuvo una vida fácil, nació en un pequeño pueblo del norte de España, emigró de su tierra, limpiaba para sacar adelante a una familia difícil y consiguió llegar a la jubilación, con algunos achaques, pero con buena salud. Hace un par de años perdió a su hijo, su nuera y un nieto en un accidente de tráfico. Esta situación que habría dejado a cualquiera derrotado, a algunos para toda la vida, a ella le afectó igualmente, pero se sobrepuso para ayudar a su otra nieta, una jovencita, la única que sobrevivió al accidente, que cayó en una profunda depresión. María contaba que entendía el dolor que pasaban las personas, que ella también lo sentía, pero que no podía dedicar mucho tiempo al sufrimiento, cuando su nieta la necesitaba, y ella lo veía como un milagro que hubiera salido sin grandes daños físicos, de aquel terrible suceso. Dentro de aquella dramática escena María era capaz de agarrarse a que su nieta sobrevivió para seguir adelante.

No podía imaginar una situación más dolorosa y difícil de superar, solo pensarlo me dejaba sin aliento, con un nudo en el estómago y tenía que ocultar las lágrimas. Pero al mismo tiempo la actitud de María me dejaba maravillado. Mi curiosidad era saber cómo alguien podía llevar la enfermedad de un ser querido o lo que le había ocurrido, con tanta energía y una actitud tan positiva. Escuchar sus historias me llevó a querer saber más, a preguntarle como lo hacía, como conseguía que lo terrible no lo fuera tanto y su respuesta me dejó absolutamente sorprendido, por su sencillez: sí veo que llegan las nubes negras, me pongo a cubierto junto al hogar. Busco los rallos de sol en el cielo y si no los veo me centro en las llamas del fuego. Cuando noto su calor, me levanto y sigo con mis ocupaciones.

La historia de María es impresionante, pero como ella hay muchas otras personas en el mundo y posiblemente tú o yo no podamos ser así. Como hemos vivido y la genética tienen mucho que ver. De lo que estoy absolutamente seguro, es que por muy hondo que caigas, siempre es posible levantarse. Y eso te lo cuenta alguien que se ha tenido que levantar unas cuantas veces.

No puedes ignorar lo negativo que ocurre a tu alrededor, pero si puedes centrar tu atención en lo bueno, en otras cosas que te ayuden a seguir adelante. Busca tu fuego, ese que permitía centrar la atención a María un momento en algo y que te alejará de las negras sombras. Puede ser una imagen, una canción, un paisaje, alguien que está cerca de ti. Ahora levántate. Ocúpate de tus cosas. Actúa, aleja de tu mente los pensamientos oscuros. Planifica tu día, esta semana. Ponte algún objetivo y llévalo a cabo.

Cuando acabes con lo sencillo, sea lo que sea para ti, inicia proyectos más ambiciosos: pinta tu casa, busca trabajo, pasea, haz ejercicio, estudia inglés, deja de fumar, dedica más y mejor tiempo a los tuyos. Actúa, hazlo, ahora. Cambia las reglas que han dado forma a tu vida, porque puede ser muy diferente si de verdad lo quieres.

 

Fotografía: h.koppdelaney