Aprender a soñar despiertos
Por Tamara GJ, el 24/06/2014

Soñando despiertos podemos estar en una playa paradisiaca bajo un cálido sol, tumbados en una pradera verde sitiendo la brisa suave, ver crecer nuestro negocio o nuestra familia, que nos toque la lotería, tantas veces como queramos y de la forma que deseemos. Accediendo a diferentes versiones de nosotros mismos que pueden gustarnos más que la actual. Esta es la gran ventaja de soñar despiertos, que nuestros deseos pueden hacerse realidad.
Cuando soñamos despiertos abrimos nuestra mente a la imaginación y proyectamos una amalgama de pensamientos, sensaciones, sentimientos y emociones que hemos de aprender a distinguir y manejar a nuestro antojo para que se hagan realidad.
Otra ventaja de soñar despiertos, más aplicable a la realidad, es que esas visiones nos ayudan a definir y delimitar las variables que pueden llevarnos a esas situaciones anheladas. Por ejemplo, si nos imaginamos que nuestras próximas vacaciones serán en una casa rural, y nos agrada la visión junto a nuestra familia o amigos en una determinada fecha, seguramente nos pondremos en marcha cuanto antes para comunicarselo, ahorrar el dinero necesario, buscar lugares a lo que ir y organizar el viaje a nuestro gusto (excursiones, visitas culturales, turismo gastronómico,..), consiguiendo nuestro propio disfrute y el de las personas que estén con nosotros.
La clave: visualizar lo que queremos conseguir
Al fin y al cabo, soñar despiertos nos permite visualizarnos a nosotros mismos mejorados y en situaciones más óptimas y de esta forma estamos marcando nuestras metas, visualizándolas en un contexto que puede llegar a ser real y puede que esta sea la clave para definir las directrices de nuestras acciones y pensamientos para utilizar nuestra energía y recursos en conseguir lo que buscamos.
La visualización de mejoras en nuestra vida además de motivarnos nos indica que elementos han de estar y cómo para llegar a ese estado ideal, por ejemplo, si tu objetivo en la vida en formar una familia te verás en una determinada vivienda (ubicación, luminosidad, numero de habitaciones,…), con un trabajo que tenga unas condiciones determinadas (horarios, vacaciones, salario,…) y con tu pareja, hijos y mascotas disfrutando y aprendiendo de la vida.
Esta seguramente sea la situación ideal de algunos de nosotros, por lo que hay que centrarse en objetivos concretos que faciliten su consecución. Por ejemplo si tenemos una pareja con planes de futuro, tendremos que mantener o buscar la casa que cumpla nuestros requisitos y mantener o buscar un trabajo que nos ayude a conciliar la vida familiar, con un salario al menos digno, que cubra nuestras necesidades. Después valoraremos nuestras posibilidades y las que se nos ofrecen en el mundo.
Adapta tus sueños
Si las circunstancias no son favorables los sueños no tienen porque cambiarse o retrasarse, simplemente adapatarse!!!.
La idea de tener un determinado trabajo o una casa concreta para comenzar una familia no tiene porque ser la única posibilidad, hay que tener caminos alternativos. A lo mejor el lugar o el momento no son adecuados pero si tienes claras tus prioridades te verás llegando de otra forma. Cambiando el lugar, el momento, el rumbo...
El ser humano ha llegado hasta el día de hoy, con lo que le rodea, sobreviviendo a situaciones de lo más diversas, incluso en extrañas condiciones. Pero mientras hemos soñado, hemos avanzado, hemos vivido, hemos evolucionado,... y aún no hemos alcanzado todo nuestro potencial, ni nuestra situación ideal, asi que imagina!!
Y esta es la gran ventaja de la realidad sobre los sueños: cuando soñamos despiertos tenemos poder de elección!! Podemos tomar decisiones sobre cosas que aún no han sucedido!! Y es aquí donde tenemos que combinar nuestros sueños con nuestros recursos y actuar.
La ensoñanción continua limita nuestra capacidad de avanzar
Pero ojo! Si nos mantenemos en un estado de ensoñanción continua, porque la realidad nos resulta demasiado hostil para soportarla, alargaremos nuestra agonía y no tendremos opciones de ser felices en la vida real.
Esto puede suceder cuando negamos un problema, no queremos recibir ayuda o estamos bloqueados sin saber qué hacer. Entonces una de las opciones de nuestro cerebro es entra en ciclo automáticos de acciones sencillas que nos dan una falsa sensación de control sobre nuestras vidas.
Podemos encontrarnos sin trabajo, a punto de quedarnos sin dinero, sin recibir el tratamiento o la ayuda que necesitamos, sin hablarnos con algún familiar o amigo... y utilizar herramientas incorrectas para evadirnos, aún sabiendo conscientemente que no nos ayudarán a salir, pero distrayendo nuestra mente y entrando en un nivel semi-hipnótico que puede llegar a anular completamente nuestra voluntad.
Un ejemplo de este tipo de ensoñación continua, podría ser la Cibercrastinación en lugar de intentar buscar soluciones reales y efectivas para nuestros problemas o simplemente para mejorar nuestras vidas, nos metemos a navegar por la red sin sentido. Vamos de una página a otra sin saber lo que buscarnos o en lo que fijarnos, jugamos de forma infinita con alguno de las millones de aplicaciones que nos ofrece internet, chateamos sin parar con amigos, conocidos o personas a las que nunca hemos visto sobre temas triviales, realizamos compras compulsivas o apuestas que pueden arruiarnos,...
Esto nos genera un estado mental que se retroalimenta a través de la falsa sensación de control y solución sobre nuestro estado emocional, muy a corto plazo, por eso es necesario la repetición continua de la conducta.
No tiene porque ser con un ordenador o un móvil, también nos engañan otros comportamientos de nuestro día a día, que pueden llegar a convertirse hasta en desadaptativos (adicciones, ansiedad, depresión, obsesión-compulsión,...).
Ensoñación con sentido?
Si aprendes a tener el control sobre tus ensoñaciones, sobre tus metas y objetivos vitales, sin ponerte demasiadas trabas que limiten tu motivación, conseguiras que sean la fuerza que te empuje y mucho más.
Las ensoñaciones positivas nos predisponen: si somos optimistas con nuestro futuro, visualizamos cosas reales pero benificiosas, nuestros pensamientos, sentimientos y emociones serán cada vez más positivos y por tanto nosotros seremos más fuertes a la hora de luchar por nuestros sueños.
Como otras conductas, los sueños pueden entrenarse.
Te propongo un pequeño ejercicio: piensa en alguno de tus objetivos. Imáginate consiguiéndolo varias veces al día. En alguna de esas veces recreate con los detalles, amplia la escena y la situación a otros contextos (cómo llegaste a ello, quien esta contigo, qué habilidades tuviste que utilizar,...).
Antes de dormir vuelve a visualizar la secuencia lo más completa que puedas. Cuando te despiertes intenta recordar que has soñado, ¿tiene algo que ver con tus ensoñación “diurna”? ¿has obtenido algún nuevo dato que estuviese en tu inconsciente y pueda ayudarte a dirigir tus decisiones? ¿te has planteado alguna otra cuestión?
Este ejercicio, al igual que cualquier otro, depende de cada uno de vosotros, de vuestras capacidades y características... podrás hacerlo a la primera o a la quinta, pero lo conseguirás, y habrás subido otro escalón en el conocimiento de ti mismo y de tus habilidades mentales, fundamentales para tu desarrollo personal, profesional, familiar,... ¿Lo intentas?