Ocio y consumo

Por Pilar, el 07/05/2015

Ocio y consumo

Hace mucho tiempo que somos una sociedad consumista. Necesitamos llenarnos la vida de supuestas comodidades que obviamente cuestan dinero, y para ganar ese dinero trabajamos y trabajamos sin cesar.

Al igual que influye en la vida cotidiana y el trabajo, el consumismo influye en el ocio. El ocio en la actualidad muchas veces consiste en ir de compras, cines, comer fuera, utilizar el móvil, en la calle, y en casa, videoconsolas, y los ordenadores están dispuestos a ser consumidos.

Hemos asimilado de alguna manera que ocio y consumo son lo mismo, y no es así: El ocio es el descanso que nos permite reponernos del desgaste físico y mental que todo trabajo ocasiona, y que nos da la oportunidad de realizar las actividades que nos gustan. El entretenimiento pues, es el principal objetivo del tiempo de ocio, junto con la diversión que implica la realización de algo diferente, es decir, practicar actividades distintas a las que hacemos a diario y que nos permiten desconectar de la vida laboral cotidiana.

Por otra parte se asimila el ocio al gasto económico, parece que sin no hay gasto no hay diversión, pero tambíen es cierto que hay muchas actividades que se pueden realizar de manera gratuita, en familia, y que no suponen más que una inversión en tiempo. Ese que parecemos no tener y que puede proporcionar momentos inolvidables de los que no hace mucho desfrutábamos. Cosas como hacer deporte sólo o en familia, disfrutar del aire libre, pasear, juegos en familia o sencillamente leer o escribir se están convirtiendo en actividades casi pasadas de moda. Posiblemente porque no dan lugar al postureo  habitual en las redes o sencillamente estamos predispuestos a realizar actividades que hace la mayoría de gente que conocemos, y salirse de esos parámetros puede hacer que nos salgamos de ese grupo al que pertenecemos.

A todo esto hay que sumar la insatisfacción que puede producir no ser capaces de asumir un gasto económico que de alguna manera nos obliga a asumir este consumo, y que puede llegar a producirnos estrés, cuando se pretende mantener un estatus deseable para la mayoria pero que tal vez no tenemos, y que si pensamos bien, no es necesario para nuestra felicidad.

Ha aparecido además  una especie de separación que estipula que la semana es para trabajar y el fin de semana para el ocio. ¿Y quién decide que debe ser así? De entrada deberíamos ser capaces de decidir cuando y cómo queremos utilizar nuestro tiempo de ocio y sin dejar que nos esclavice la obligación, y que deje de ser un tiempo de disfrute para ser algo que nos acabe creando ansiedad.

Así es que seguramente hay que olvidarse de ser como la sociedad decide  que seamos, liberarse del consumismo atroz y emplear nuestro tiempo y nuestro dinero cuando sea necesario, pero sobre todo disfrutar de los momentos de ocio sin atarnos a ningún tipo de convención ni atadura, sobre cómo cuando o con quien. Yo decido cuando y cómo disfruto de mi ocio, ¿y tú?