Intercrastinación: dando vueltas sin llegar a ningún sitio.

Por Justina, el 23/05/2012

Intercrastinación: dando vueltas sin llegar a ningún sitio.

Tengo una tarea que completar, investigar y redactar un artículo, pero la dejo de lado por otra tarea, mas sencilla y que me dé beneficios a corto plazo, responder el mail de mi amigo, o subir a facebook la foto de mi fin de semana. Luego me levanto para preparar mi café, y a la vuelta veo que me han enviado un par de mails con algunas historias, que leo gustosamente mientras termino mi taza. Reenvío algunas, twitteo otras. Hay una que merece un post, así que la “bookmarqueo” para utilizarla luego. Y de golpe, ya pasó media hora y mi artículo no avanzó ni un párrafo.

Podemos estar cerca de una fecha límite para una presentación, una entrevista, una entrega. Pero preferimos dedicar nuestro tiempo en navegar por la internet buscando a un amigo que no vemos hace muchos años, o leer las noticias, o darle una mirada a nuestro lector de RSS para que no se nos acumule mucho contenido. Ya voy a tener tiempo para lo otro. Puedo empezarlo mañana. Esto es la procrastinación y cuando el vehículo o medio de distracción se denomina Intercrastinación.

¿Es la procrastinación algo nuevo?

El procrastinar no es un problema nuevo. El poeta griego Hesíodo ya decía por el año 800 a.C. Que el hombre que “pospone su trabajo siempre estará en la ruina”. Pero no cabe duda que el procrastinar es un fenómeno que ha crecido notoriamente las últimas décadas. La informática introdujo nuevos elementos de distracción en nuestras vidas. ¿Quién no conoce a alguien que se pasa las horas muertas jugando al solitario, al buscaminas o con cualquiera de los miles de juegos o aplicaciones que ofrecen una recompensa inmediata a nuestro cerebro, aislándole de preocupaciones o responsabilidades poco satisfactorias?.

La incorporación de Internet a nuestras vidas desde mediados de los 90, nos hizo consumidores de chats, prensa deportiva y emails absurdos. Con la incorporación de las redes sociales y nuevos mecanismos de comunicación la intercrastinación se ha convertido en un mal de nuestra sociedad que afecta principalmente a las relaciones laborales, pero que tiene un fuerte impacto en diversas áreas personales, de las relaciones familiares y de pareja.

Así el tiempo que dedicamos a las webs para adultos, Facebook, Youtube, Twitter, el correo electrónico, el messenger, y ahora con los móviles está planteando trastornos graves del comportamiento que de cronificarse serán tan difíciles de controlar como las adicciones más severas.

Un problema que nos afecta a todos

Pero como todo, la intercrastinación también tiene solución. Si te consideras procrastinador, no te sientas un bicho raro. El procrastinar es un problema que afecta más a los jóvenes, según encuestas, el 95% de los estudiantes tienen tendencia a procrastinar, pero tampoco es ajena a los adultos, afectando a un 15% de éstos. En principio ver como va nuestro equipo de fútbol, si se hace en un intermedio, es algo perfectamente normal.

De hecho es muy conveniente hacer descansos a lo largo de la jornada laboral o durante el estudio. Igual que es perfectamente normal visitar una web porno, visionar contenidos para adultos, ver esa película que tanto te apetece ver o seguir tu serie favorita online. Todo ello es perfectamente normal. Los problemas comienzan cuando consumes cualquier tipo de contenido sin control. Ahí es cuando es el momento de parar, reflexionar y buscar ayuda especializada en caso necesario. Las consultas de terapeutas están llenas de pacientes con adicción al sexo internauta, personas que se pueden pasar noches enteras navegando por Internet, chateando o viendo películas y series una tras otra, restando tiempo a su descanso o a sus responsabilidades. Una tendencia que se detectó hace años, pero debido a factores como la crisis, está creciendo notablemente.

Con la entrada del nuevo siglo y la incorporación de más trabajadores online, las empresas que hacen uso de servicios de outsourcing comenzaron a apreciar comportamientos problemáticos, porcentajes más elevados de incumplimiento en plazos y tareas, que venían acompañados de las excusas más peregrinas. Profesionales más jóvenes, menos experimentados, que han tenido poco contacto con entornos laborales y que son usuarios tempranos de las nuevas tecnologías. En ellos los problemas familiares ocupaban un primer lugar con la enfermedad propia o de terceros en primera posición y el fallecimiento de familiares, anecdóticamente en más de una ocasión.

Casos tan originales como el que nos describían de un magnífico profesional que desapareció durante más de una semana, porque un día, paseando por la calle, se había cruzado con una desconocida que se convirtió, según dijo, en el amor de su vida. A cualquier responsable de recursos humanos le costaría no ser comprensivo con algo así. El problema es que las excusas raramente vienen solas y más de una vez son la muestra de un trastorno al que debe prestarse atención.

Cómo vivir la intercrastinación

Para comprender la intercrastinación, debes tener bien presente: el problema no es que no sabes manejar tu tiempo, el problema es la táctica. Puedes comprarte una nueva agenda para gestionar tus listas de pendientes, o una nueva aplicación para el móvil , pero eso no cambiará la situación. Podemos aprender a vivir con la procrastinación y la intercrastinación, pero nunca podremos realmente eliminarlas de nuestras vidas.

Existe una gran diferencia entre lo que que queremos y lo que debemos hacer. Y cuando “intercrastinamos” estamos eligiendo lo que queremos sobre lo que debemos. El problema es que lo que queremos ahora no es igual a lo que vamos a querer en el futuro, y por eso volvemos a aplazar lo que debemos hacer una y otra vez.

Algunos consejos prácticos.

  • No te comprometas nunca a hacer algo que realmente no quieres hacer.
  • Si tienes una tarea difícil y vas a planificar un calendario, lo mejor será que la dividas en partes. Invierte tiempo en descomplicar las cosas.
  • Evita la sobrecarga de tareas. Para esto, debemos saber de cuánto somos capaces. Calibra tu capacidad y aprende a decir que no.
  • Encuentra la manera de motivarte: en cuento termine con este artículo, voy a tomarme 10 minutos para ese café que tanto deseo ahora.
  • Define momentos concretos en el día para hacer uso del ordenador con cualquier propósito lúdico. Respeta esos momentos y no los alargues.
  • Si se presenta la tentación haz algo diferente a lo habitual. Levántate del ordenador y vete a preparar un café, a charlar con un compañero, cierra los ojos y medita, simplemente respira profundamente durante unos minutos concentrándote en la respiración.
  • Si te cuesta evitar las tentaciones, elimina de tu ordenador cualquier cosa que te pueda hacer caer. Desinstala el solitario o desconéctate de Internet.
  • Si no eres capaz de controlar tus impulsos, consulta con un profesional.
  • Deja de leer artículos como este, y ¡haz lo que debes!