El poder de conformidad en los grupos
Por Pilar, el 14/05/2015

En el año 1951 el psicólogo Solomon Asch realizó un experimento para comprobar el poder de conformidad en los grupos, es decir si las personas se mantienen independientes en sus opiniones o si estando en grupo se someten a lo que opine la mayoría. En sus experimentos, un individuo, que era al que se sometía a la prueba, prueba de visión, era mezclado con otros que eran cómplices y que estaban entrenados sobre las respuestas que debían dar, correctas en las primeras pruebas, e incorrectas de manera evidente después. La cuestión es que, aún a sabiendas de que las respuestas que daban los complices antes que él eran incorrectas, y a pesar de una pequeña resistencia inicial, que provocaba un pequeño malestar en él, el sujeto acababa conformando su respuesta a lo que decía la mayoría.
Los resultados demostraron que en circunstancias normales el error en la contestación individual era de un 1%, mientras que dentro del experimento la respuestas erroneas se daban en un 38% aprox. "Quedó demostrado significativamente el poder de la conformidad en los grupos, o sea, el grado hasta el cual los miembros de un grupo social cambiarán su comportamiento, opiniones y actitudes para encajar con las opiniones del grupo. Dudamos de nuestra propia opinión si nos damos cuenta de que socialmente está mal vista o es impopular. Mi visión sobre la espíritu humano es más cruel: por naturaleza somos cobardes, y buscamos instintivamente protección. Nada como el grupo para sentirnos seguros, y nada como el aislamiento para saberse desamparado". Asch.
Lo significativo de esta prueba es, que aún a sabiendas de que la respuesta era incorrecta, y no se trataba de ninguna cuestión subjetiva ya que era la longitud de una línea, facilmente comprobable, los sujetos eran capaces de ofrecer una leve resistencia, pero al final la presión del grupo les llevaba a no salirse de lo que contestaban los demás. Algo así como que si todos los demás están de acuerdo debo ser yo el que está equivocado.
Esto lleva a pensar lo sencillo que es manipular a las personas. Para lo bueno y para lo malo. Sobre todo en temas subjetivos en los que no se puede decir quién tiene o no razón, porque sencillamente no se da el caso o porque hay varias opciones.
En definitiva y llevado a la vida cotidiana, lo cierto es que en general nadie parece querer salirse de lo establecido, y uno intenta o se deja llevar por la presión del grupo al que pertenece. Peligroso y empobrecedor, obviamente, porque uno tiene que tener sus propios criterios, y porque nadie tiene más razones de peso que otros. Si a eso añadimos que lo que aceptamos a veces como gran verdad puede ser en realidad una gran mentira...nos estamos perdiendo mucho de nuestra libertad. Sobre todo hay que tener mucho cuidado con todas aquellas cosas que se dan por buenas a través de internet y que, tal vez por miedo a disentir o por la conformidad mencionada, ni se cuestionan.
Así es que tengamos nuestro propio criterio, al margen de la opinión de los otros, aunque parezca que nos salimos de lo establecido. Para que no nos pase como en el cuento aquel, en el que unos bribones engañaron a un rey, haciéndole creer que llevaba los mejores vestidos que nadie pudiera imaginar...hasta que un niño, inocente, sin intención de quedar bien con nadie dijo aquello de " pero,¡ si está desnudo!"...
Deberíamos tener todos esa manera de ver el mundo, honesta, curiosa, rebelde, de cuestionar todo aquello que nos parece equivocado, puede que sincera a destiempo, pero sin dejar que nadie nos diga que debemos pensar y que nos haga infelices. No porque esté manipulada, sino porque tenemos derecho y deber de ser como queramos ser nosotros les parezca mejor o peor al resto.
Los demás que elijan lo suyo si quieren y sino que alaben al rey por sus ropajes, aunque sea obvio que está desnudo...