¿Cooperamos?

Por Pilar, el 21/05/2015

¿Cooperamos?

Seguramente son situaciones que se nos dan con frecuencia en la vida aunque no seamos totalmente conscientes de ello. Todos luchamos por obtener beneficios, logros, sueños y a veces entran en conflicto con lo que también desean los demás... porque es totalmente diferente o porque quieren lo mismo que nosotros.

El acto de cooperar con otros supone actuar de manera que se logre un fin común entre aquellos que participan. Últimamente se le da un matiz de gratuidad, de colaboración desinteresada, que puede ser así, pero no es necesariamente su propósito. Colaborar tiene un propósito en el momento en que además, o a pesar de, pensar en nuestra situación, hacemos un esfuerzo o encaminamos nuestra actuación a fomentar el bien de otras personas, por mucho que sea un fin que no nos sea demasiado cercano o resulte abstracto.

La biología evolutiva ha elaborado alguna teoría al respecto. El altruismo recíproco, que explica que es habitual que una persona tome una decisión, que en principio parece que le perjudica, con la perspectiva de que recibirá en el futuro un beneficio que le compense.
 
Cuando competimos lo que hacemos es enfrentarnos a otras personas para conseguir el mismo fin. Aquí se da el caso de que no es algo cuya consecución sea beneficiosa para el interés general, sino que redundará solamente en nuestro propio beneficio, aunque tal vez la renuncia a este propósito también se pueda considerar una manera de cooperar con los otros.

La cuestión es que obviamente ha de haber una sana competencia en la vida, tenemos que luchar por conseguir aquello que necesitamos, aquellas cosas que soñamos. Pero también es cierto que deberiamos aprender a ser capaces de pensar en el bien común tomamos decisiones. Seguramente es un propósito en el fondo muy egoísta, porque aunque suponga de momento un sacrificio, sabemos que de alguna manera como individuos vamos a obtener posteriormente alguna recompensa; pero también es cierto que las sociedades que tienen mejor calidad de vida tienen un amplio sentido de colectividad, y fomentan actitudes que además del bien propio suponen un beneficio importante a sus congéneres, incluso pensando no ya en la misma generación, sino en las siguientes. 

Así pues deberíamos analizar la manera en la que nos comportamos, ya que de alguna manera se ha instalado por desánimo o por comodidad la práctica de solucionar los problemas que aparecen de forma individualista, inmediata y sin visión de futuro. Y sí, tal vez, eso de momento sea una solución para el interesado, pero o bien no beneficiará a otros o directamente les perjudicará, con lo cual en algún momento esa pérdida nos acabará afectando a nosotros o a nuestros descendientes.

Los seres humanos somos sociales por naturaleza, y la cooperación es la forma de vida más eficiente, ya que fomenta el equilibrio y la evolución de la especie y de su forma de vivir. Si desde la Prehistoria las sociedades han evolucionado por medio de la cooperación, tanto más necesario es en el momento actual, con sociedades más complejas, con relaciones más complicadas y un mundo que vive más rápidamente. Precisamente por todo eso, hace falta asentar en cada momento los cimientos para seguir construyendo un mundo mejor, no por imposición, sino porque la sociedad y los individuos que la conforman así lo quieran, para beneficio de las personas y de la colectividad en que se desarrolla su vida.

Imagen: Scott Maxwell