La insoportable soledad del Facebook
Por JoseV, el 28/07/2015

-No es fácil la vida, pero aún podemos complicarla un poquito o un muchito más. Si todo el mundo anda a la búsqueda del amor y vamos como vamos, es que algo estamos haciendo rematadamente mal ¿No crees?
El asintió a la pregunta, perdido en sus pensamientos.
-Si nos paramos a leer los comentarios, que se hacen en Facebook, en Internet, aparecen una y otra vez las mismas quejas. Nos lamentamos siempre de lo mismo -continuó ella mientras removía el té, estudiando de reojo si había algún cambio en sus reacciones-. Soledad y más soledad. Todo va sobre eso y como vosotros la cagáis una y otra vez.
-¿Por qué no es políticamente correcto que hagamos observaciones similares a esa?
-¿Sobre nosotras?
-Sí -respondió él- Una y otra vez os lamentáis en el Facebook por la falta de compromiso, de atención, de amor, del egoísmo masculino, de la traición...
-Así es. Los hombres siempre vais a lo vuestro.
-Sí, es posible. Pero luego un comentario tras otro, una publicación detrás de otra, ves como a muchas les aterra el compromiso, como van de porque yo lo valgo o se montan esos posts cínicos... Hacen exactamente lo mismo que recriminan a los tíos. Tu eres un buen ejemplo.
Ella se llevó la taza a los labios, evitando responder.
-Un poco de sentido común y capacidad autocrítica estaría bien. ¿No crees? -insitió él, esperando curioso alguna sentencia sarcástica que concluyera la conversación-.
-Es posible -afimó. Esperando unos segundo para continuar-. Vivimos en un manicomio universal. Siempre hay espacio para nuevas locuras en este disparate digital, que llega hasta el último rincón y que nos ocupa las 24 horas del día -tras tomar aire por unos segundos, siguió aumentando el volumen y el tono como acostumbraba a hacer-. Es más si fuera una melancólica diría que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero no lo soy y creo que todo fue siempre más o menos igual. Puede que tengas algo de razón. Lo único que ha cambiado es ese deseo que tenemos de ser iguales que los hombres, hasta en los comportamientos que tanto os reprochamos -se detuvo unos segundos, como asimilando lo que acababa de decir-. En esto somos temibles. El macho medio tendría que nacer varias veces para llegar a ser tan retorcido y tener tan mala leche como cualquiera de nosotras. Una normalita os destripa sin contemplaciones.
-Ser primarios es lo que tiene, que no damos demasiado de sí ni para lo bueno, ni para lo malo. En realidad somos tan previsibles, que somos inofensivos.
-Nunca lo había visto así -la sonrisa creció, hasta convertirse en algo parecido a una discreta carcajada-. Jajajaja.
-Me alegro de que te haga gracia, pero si hiciéramos lo mismo, ya verías lo que tardan en llegar los comentarios, por parte de alguna, diciendo que a mi me han hecho esto o lo otro.
-Seguramente, porque habrá personas, mujeres y hombres, que se tragarán una detrás de otra... Pero creo que tenemos que ser consecuentes, hacer un poquito de autocrítica ¿lo que hacemos es normal? ¿Los comentarios que hacemos sobre tíos semidesnudos, nos sonarían igual si fueran hechos por hombres sobre señoras de buen ver? ¿O serían unos cerdos y ellas unas guarras?
-No lo se. Pero tampoco me importa demasiado.
Permanecieron unos instantes en silencio y la miró fíjamente, dicéndole lo que quería contarle desde el principio.
-No me importa parecer cursi... Porque creo que crecer, aspirar a la felicidad, a encontrar una persona con la que compartir momentos especiales o, porque no, toda una vida, creo... que precisa de mucha más generosidad. Siempre se ha tratado de dar. Sobre todo de eso. Si estás pendiente de lo que recibes, algo no funciona, pasa página. Eliminar las barreras y utilizar el sentido común es un buen inicio.
-No puedes culpar a todas las mujeres porque una bruja te haya destrozado la vida. Y se que no podemos responsabilizar a todos los hombres, si nos gustan los cabrones que quieren lo de siempre.
-Pues ya sabes lo que toca...
-¿Qué toca?
-Abre las puertas y ventanas si quieres que entre aire nuevo en tu vida. Y si huele mal, ya sabes que es, lo has olido antes, está podrido. Así que... ¿para qué pierdes el tiempo?
-Tienes razón. A menudo la tienes. No eres tan tonto para ser chico... ¿sabes?