Ahora vas y lo tuiteas
Por Pilar, el 13/08/2015

Seguramente alguna vez has estado en mitad de un intercambio de recaditos de amor entre parejas de amigos. Que cuanto te quiero, canciones, casi declaraciones de amor... en plan pastelón y todo a través de las redes sociales.
La pregunta es si es necesario todo esto. Si uno es feliz, sinceramente, no se entiende mucho la necesidad de ir contándolo cuando nadie te pregunta. Que no es cuestión de ir disimulando ni nada de eso, pero francamente este tipo de cosas que a veces se publican entre parejitas, y que seguramente están escribiendo todas estas cosas pegados uno al lado del otro en el sofá... pues raro, ¿no? Porque seguramente sería más lógico, tierno y romántico que se lo dijeran a la cara, tomándose una copa, o sencillamente demostrándoselo sin testigos.
Hemos llegado a un punto tal en el que la necesidad de mostrar en facebook y en twitter lo que hacemos es tal, que ya no existe ningún tipo de pudor a la hora de hacer pública cualquier parte de nuestra vida. Y no es una crítica hacia quien lo hace, porque es muy dueño de mostrar lo que desee. Sólo que resulta muy extraño que ciertas demostraciones cueste menos hacerlas en público que en privado. Y que se mida la felicidad de las personas, al igual que ocurre con muchas otras cosas en la red, por la publicidad que se haga de ella.
Y seguramente se está banalizando demasiado el tema de las demostraciones de amor. Es bueno decir a las personas que tenemos alrededor cuanto las queremos, pero no es necesario hacer un espectáculo de esta tema, como algunos hacen.
Hay un refrán castellano que dice "Dime de qué presumes y te diré de qué careces" y en cierta manera da que pensar que se presuma tanto de algo que nadie en realidad está pidiendo, y que debería quedar dentro del ámbito de lo personal porque no debería interesarle a nadie más.
En definitiva, si se trata de presumir de algo que igual no es tan fantástico como damos a entender, los únicos que nos engañamos somos nosotros mismos. Si a los demás les decimos que somos felices como perdices se alegrarán mucho seguramente, pero lo importante es que lo seamos de verdad, no que lo sepa el mundo entero. Así es que quién es feliz de verdad no necesita de esa manera tan ansiosa propagarlo a los cuatro vientos, sencillamente lo es y el tiempo que necesitaría para colgarlo en alguna red lo utiliza para disfrutar. Que de eso se trata. Y ahora, si te parece vas y lo tuiteas
Imagen: simpleinsomnia