Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres.

Por Pilar, el 26/08/2015

Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres.

Una frase cabal donde las haya. Desde luego siempre puede haber un componente en las personas que les puede llevar a tener conductas extrañas o asociales que, en un momento dado estropeen todo lo que han aprendido a través de su educación, pero no es lo habitual. Y si fuéramos conscientes todos, educadores, padres, instituciones, de lo mucho que se puede hacer en una sociedad con niños bien educados, no dudaríamos en trabajar todos a una. No hablamos de buenas formas, pensamos en enseñar a los futuros adultos a ser resilientes, responsables, que aprendan el valor de trabajar o estudiar duro, a ser capaces de ser resolutivos.

A pesar de la responsabilidad que ello supone, dado que es una labor dura que requiere constancia, mucho tiempo y acuerdos, merecería la pena por los resultados tan deseables que se consiguen. Sólo hay que dar un vistazo a los paises que presentan mejores resultados académicos, que además de sociedades muy estables en cuanto a los valores que transmiten a sus niños.

En la educación de un niño, entendida como conocimientos y valores, intervienen muchos factores. Empezando por sus padres, que deben tener claro y estar de acuerdo en lo que transmitir a sus hijos. Y una vez decidido que valores que se quieren transmitir, hay que elegir un centro adecuado a esos principios en los que se basa su vida. No basta con elegir uno que se encuentre cerca de casa o del trabajo por comodidad: hay que ser coherente con lo que uno piensa y llevar a los niños a un colegio que cumpla con los requisitos adecuados según los intereses de los padres.

También las instituciones, que deben intervenir en la manera que cada sociedad considere lo más oportuna, para proporcionar un marco legal que encuadre todo lo referente a la educación, y facilitar en la medida de lo posible el acceso y los medios necesarios. 

Todo esto sin olvidar que la educación en valores empieza en la propia casa. Coherente, constante y permanente, porque en la escuela que elijamos deberán seguirse los mismos criterios, pero en todo caso es tarea de los padres y adultos de la familia implantarlos en los niños. En la escuela se reciben valores también, pero sobre todo conocimientos, y es un error muy grave por parte de los padres pensar que es labor de los docentes exclusivamente.

Valores hay muchos y muy diferentes, pero si es cierto que hay unos mínimos que deberían ser en los que se fundamente una sociedad sana y libre. Valores permanentes que cimenten la personalidad de los niños y perduren porque son adecuados, y que no cambien así porque sí. Y tal como dice la cita, educando a los niños de una manera coherente, nos evitemos el castigo de adultos, el castigo de la insatisfacción, de la frustración, de la infelicidad, de la ignorancia. Seguramente no es un esfuerzo muy grande el que se pide, y encambio son enormes los beneficios que se pueden obtener.

Imagen: Philippe Put