¿Y si hago todo lo que digo que hay que hacer?
Por Pilar, el 14/10/2015

Haz lo que yo diga pero no lo que yo haga... Esta frase de alguna manera nos deja entrever la manera con la que a veces obramos en nuestra vida. Tenemos grandes opiniones y discursos para todos los temas del mundo, y con cierta facilidad podríamos solucionar bastantes de sus problemas en cuestión de horas. Y siguiendo con el refranero o las frases hechas, tal vez sería más sencillo que, para cambiar el mundo empezaramos a cambiar nosotros mismos y nuestro alrededor.
No somos conscientes del poder que tiene un sencillo gesto diferente y positivo en nuestra vida. Por ejemplo, vemos que las calles están sucias, y nos quejamos, y empezamos a quejarnos de la mala gestión municipal, de los políticos y demás... mientras tiramos un papel al suelo, porque ya da lo mismo otro más... Pues en vez de eso, es mucho más constructivo ir a una papelera, dejar allí el papel aunque el suelo está imposible ya, y tal vez emplear algo de nuestro tiempo escribiendo una queja al ayuntamiento para informar de una situación que nos afecta.
Dos acciones positivas: primero, porque no ensuciamos más, y somos ejemplo para cualquiera que nos pueda estar mirando, y segundo porque una queja expuesta a quien corresponde solucionarla tiene mucho más efecto que una tertulia vecinal en la que además de exaltarse los ánimos, poco más se consigue. Mucho más productivo y beneficioso a la larga que tener vigilancia o multar para conseguir tener limpias las calles.Y hay mil ejemplos más de muchos ámbitos de la vida, en los que mejor que quejarse, es más beneficioso, y más productivo, decantarse por acciones positivas y empezar a cambiar las cosas poco a poco desde abajo.
Porque es la manera en que las cosas se pueden solucionar, empezando a hacer cada uno lo que le toca hacer.Y como en todo, la cuestión es ponerse y empezar y hacer cada uno lo que buenamente está a su alcance. Es muy sencillo hablar de las soluciones del mundo, pero acabar haciendo todo lo contrario que propugnamos o directamente nada. Tenemos que ser conscientes de que cuando hablamos de algún problema, nosotros mismos formamos parte de la solución, de alguna manera, pero lo somos.
Y contagiar actitudes es relativamente fácil, y poner entusiasmo, positivismo y productividad en nuestro dia a día es tan sencillo como instalar la negatividad y el mal talante. Y es el mismo esfuerzo, solo que con actitud positiva y, sobre todo con una forma constructiva de actuar, ganamos todos y somos más felices. ¿Te apuntas?
Imagen: Maravillas Ana Castillo Moya