El escapista

Por Marcela, el 10/12/2015

El escapista

Me encontré de nuevo atraída por una persona de esas que me gustan, que reúne las características que mi cerebro reconoce como encantadoras y me empieza a sumir en una atracción romántica que he experimentado pocas veces. Hablamos durante todo el día. Salimos al cine, a su restaurante favorito, al mío, hablamos de cosas tontas y de otras muy trascendentales. Nos tomamos de la mano en la calle, nos miramos a los ojos y nos tocamos. Nos gustamos. Nos encanta pasar tiempo juntos y yo siento mariposas en el estómago.

Pero, siempre hay un “pero”. Y esta no iba a ser la excepción. Necesito que las mariposas en mi estómago me desborden para yo sentir que con esa persona tendría una relación de esas con etiquetas serias. Pero no pasa, no es suficiente, sigo comparando cada sensación con la de ese amor que rayaba con la locura….Sigo en el pasado.

¿Para qué quiero pasar la página si no va a ser por algo mejor?  El problema radicaba allí, en que yo simplemente no quería pasar la página. Quería escapar. Quería hacerlo porque tenía miedo. Y no tenía miedo de estar con alguien que no amara, no. Yo tenía miedo de amar y que me dejaran de nuevo.

No me atrevo a asegurar nada sobre el amor y la vida porque me queda mucho camino por recorrer. Pero sí sé que debo esperar lo mismo que doy en una relación, sé que los para siempre son muy cortos, que el tiempo solo cura heridas si lo permitimos, que los defectos no pueden convertirse en excusas y que siempre habrá alguien dispuesto a sonreír porque tú lo haces. Si vas a escapar, hazlo con esa persona.