Sexo virtual
Por Pilar, el 01/02/2016

Se llama así a una forma de practicar sexo que se produce a través de soportes telemáticos. En este tipo de relación hay intercambio de mensajes con contenido sexual explícito y personal, pero sin que llegue a haber contacto físico entre las personas. ¿Qué motiva que se produzca de esta manera? Algunas personas se introducen en el sexo virtual casi como un juego. El acceso a Internet es cómodo y al alcance de cualquiera. El resto es sencillo: conocen a través del chat a alguna persona y si la relación acaba teniendo una cierta intimidad pueden tener sexo, lo mismo que pasaría con dos personas que se conocen por medios más tradicionales.
¿Resulta satisfactorio? Podría decirse que es un tipo de práctica sexual no convencional, y que si resulta interesante y satisface a los participantes, ¿por qué no? El uso de la escritura y de las palabras insinuantes son elementos de seducción en el sexo. Hay personas que se excitan leyendo una novela erótica, y en un chat, se utiliza la palabra y la escritura para excitar al otro. O viendo una película, y algo de eso es una sesión de Skype. Así es que en principio no es nada que se pueda denominar como insano. En ese aspecto no difiere mucho de otro tipo de relaciones. De hecho, cuando una pareja ha de estar separada durante un tiempo, puede ser una manera de suplir las relaciones sexuales tradicionales.
Pero también tiene inconvenientes que sólo se dan en estas relaciones virtuales. Acceder a un chat está al alcance de cualquier persona. Y además se puede hacer de forma anónima, porque se pueden dar de alta perfiles falsos, creando un personaje. Mientras sea un juego en el que los participantes sepan que se está jugando, perfecto. Pero es difícil saber a quién tenemos al otro lado, ni qué propósitos tiene, y es posible que alquien pueda salir herido en estas circunstancias. Si hay mucha implicación, una desilusión virtual no deja de ser igualmente dolorosa. Por no hablar de que detrás de ese engaño puede haber ciberacoso o haber implicados menores de edad.
Y para algunos también es una puerta para la infidelidad, ya que lo pone muy fácil, basta tener un móvil inteligente, tablet u ordenador, una conexión a la red y ya está. No hay que desplazarse, no deja huellas, es válido cualquier lugar. No quedan rastros de ningún otro tipo que puedan delatar al infiel. Así se convierte en una salida para aquellos que tienen una vida de pareja que no les satisface, o que quieren tener una aventura sin más. Otro problema que puede surgir, es que la persona se acabe haciendo adicta a este tipo de prácticas y ya no se sea capaz de tener sexo de ninguna otra manera, lo que le acabará generando problemas de insatisfacción en otros encuentros que no sean virtuales.
Imagen: Hernán Piñera