La ranita

Por Pilar, el 17/04/2016

Puede que si hubiera oído gritar a las ranas de arriba que era imposible, que esperara, ni siquiera lo habría intentado. Pero nuestra valiente protagonista no había escuchado nada, solo siguió el impulso de su propia intuición y de su valentía. Y consiguió salir del agujero: no sabía que era imposible porque no oyó a quienes se lo decían.