¿Castigas a tus hijos?
Por Pilar, el 18/06/2016

¿Qué hacer cuando un niño desobedece? De forma puntual o de manera continuada, ¿cómo se puede hacer que cambie de actitud? El castigo no es algo que agrade a nadie, pero en ocasiones es necesario. Cada situación y cada niño son diferentes, y hay tantos factores que influyen como situaciones. Es importante que el niño sea capaz de entender por qué lo van a castigar, que es producto de algo que no ha hecho de la forma adecuada. Y piensa que debe estar basado en el objetivo de educar, de fomentar un aprendizaje en los pequeños. No se trata de demostrar quién tiene más fuerza o poder, se trata de reconducir al niño a una conducta más adecuada, en la que el mayor beneficiario será él.
Piensa que los niños actúan de forma impulsiva y a veces inconsciente. Eso no significa que no vayan a producir algún daño, pero seguramente no es su intención. Es por esto que un castigo ha de ser consecuente y ajustado a la falta que haya cometido, y por supuesto nunca ha de resultar humillante. Ahí es donde entra la imaginación de los padres, el conocimiento que tienen de la personalidad de su hijo, hay padres que imponen castigos creativos y hasta simpáticos pero que tienen gran efectividad. De eso se trata, de educar a la vez que se les corrige. Así es que investiga que es lo que lleva a tu hijo a comportarse de una manera determinada y busca la manera de cambiar ese comportamiento de una forma eficaz y no traumática.
Entonces tenemos ya claro, que el castigo ha de ser adecuado a la acción cometida, que no ha de ser humillante para el pequeño, y que ha de entender por qué se le está castigando: ha hecho algo mal. Es bueno que verbalice qué es lo que ha hecho, pregúntale exactamente por qué lo estas castigando: dejar cosas por medio, insultar a alguien, lo que sea, pero que te quede claro que lo entiende.
Seguimos entonces. Intentar ser comprensivos con tu hijo, porque entrar en el mundo de las responsabilidades es costoso, y tendremos que acoplarnos a su ritmo. Seguramente no entiende que no hay que empujar a otros, o que tiene que cuidar de sus cosas, así es que ten paciencia si ves que no entiende todo a la primera. En algún momento lo interiorizará.
Es muy estimulante combinarlos con refuerzo de conductas positivas, así es que halaga todo lo que haga bien, para que comprenda la diferencia entre lo bueno y la malo, y la actitud diferente de padres y personas cercanas cuando se porta de una manera o de otra. Estimula las cualidades positivas que tenga, tanto en privado y en público, se sentirá bien, reforzará su autoestima y se motivará para superar lo que ha hecho mal.
Los castigos además de ser consensuados con el niño, en el momento que se le explica qué ha hecho mal y cual será su castigo, también deben serlo con los adultos que se lo han impuesto. Los dos padres deben estar de acuerdo y mantenerse en esa posición. Si está castigado sin helado, por ejemplo, nadie debe dárselo hasta que se levante el castigo.
Y sobre todo impon al niño un castigo razonable, que le haga crecer, y sobre todo que podáis cumplir, él y tú. A veces será doloroso, costoso, pero hablamos de la educación de tu hijo, que bien vale cualquier esfuerzo. Si no es así no tiene sentido alguno, además de hacer ver al niño una conducta inconsistente por parte de los padres, que no le ayudará en absoluto.