La política

Por Pilar, el 26/08/2016

La política

La política, ¡vaya susto! ese tema que repele a muchos, que otros aman apasionadamente y que la gran mayoría de seres humanos dice ignorar completamente, porque no le interesa. Y ahí seguramente estamos, me incluyo, un poquito equivocados todos. Entre otras muchas, las definiciones que el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua ofrece de la política son:

- Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados.
- Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.
- Arte o traza con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado.
- Orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o campo determinado.

Entonces resulta que a todos nos interesa la política, digamos lo que digamos, porque, ¿quién, aunque no vote, no ha tenido una opinión sobre un candidato, o problema en su país, o su ciudad? En algún momento todos nos hemos pronunciado sobre alguna medida que se ha tomado en nuestro entorno, es más, a todos se nos ha ocurrido un plan alternativo dejando claro que como lo hemos pensado nosotros sí que hubiera funcionado. He contemplado más de una discusión en las que participaban personas que decían ser apolíticos, y para no estar interesados, la cantidad de cosas que sabían...

También dice que es la traza con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin. Eso es algo que pasa en nuestra vida privada, laboral, personal. Todos los días tenemos que alcanzar algún propósito a más o menos largo plazo, y trazamos un plan para hacerlo. También tenemos un estilo a la hora de desarrollarnos como seres sociales, y el hecho de que toleremos unas cosas sí y otras no, y les demos una gradación en nuestra escala de valores, significa que estamos haciendo política, tomando decisiones y siguiendo nuestro plan, poniendo el empeño donde toca, y sacrificando otras cuestiones menos importantes.

Así es que podremos mojarnos más o menos en según que asuntos, votar o no hacerlo, conocer mejor o peor las cuestiones económicas y sociales que rodean al mundo de la política, pero a todos nos interesa, de una forma u otra. Y si tenemos en mente otras opciones de hacer las cosas, alternativas que nos parecen mejores, es porque tenemos una visión de cómo deben ser las cosas diferente a las que tienen quienes nos dirigen. Cuando no nos interesa la política es cuando nos da igual una cosa que otra, de verdad y nos es absolutamente indiferente, pero mientras tengamos algo que decir...

Otra cosa es que no nos guste la manera de proceder de quienes nos gobiernan, que no haya ninguna opción que se ajuste a nuestro modelo ideal, que nos nos agrade el halo que a veces rodea a ese mundo, que veamos en ella cosas que nos muestran el lado más oscuro, el que corrompe, el que se aleja del noble propósito de tomar las riendas de un pueblo para llevarlo a un destino mejor, para satisfacer intereses personales. Eso se admite, pero asumámoslo de una vez, sí nos interesa la política, por mucho que queramos disimularlo...