Ser exigente sin obsesionarte
Por Pilar, el 12/05/2021

Es fantástico querer mejorar en cada cosa que hacemos, sacar la mejor nota posible, practicar deporte sin rendirse, alcanzar cualquier meta con el mejor resultado, simplemente porque sabemos que podemos. Es una buena actitud, superarse lo es, siempre que no se convierta en una obsesión, nadie es perfecto, pero tampoco es necesario serlo.
Ser exigentes con nosotros mismos, explotar a tope nuestras posibilidades es fantástico, el problema aparece cuando somos excesivamente duros. La autoexigencia mal entendida puede hacernos sumamente infelices, intentar ser perfectos produce ansiedad y tensión, y si el objetivo no se consigue o de la forma que se pretendía, la frustración es enorme.
Con la búsqueda de la perfección pasa un poco como con la búsqueda de la felicidad. Cuando uno hace algo perfectamente, que puede ser, ya directamente su atención pasa a otra cosa. Ya ha conseguido ese hito y es pasado. Y sin opciones ya de disfrutar del logro empieza la lucha con uno mismo para ir a por otro más.
Ser exigente con uno mismo es bueno, para conseguir cosas interesantes y progresar como personas, pero serlo en exceso afecta a la vida personal, familiar y laboral.
Para alguien que es muy perfeccionista es complicado dejar de serlo, así es que es algo que hay que intentar poco a poco.
Trabajar duro para conseguir una meta es envidiable que no todo el mundo consigue llevar adelante. Se trata pues, de hacerlo de manera que conseguir ese propósito no sea más perjudicial que no hacerlo.
Para ello, lo primero que hay que hacer es buscar un propósito que sea posible y ser consciente de los pros y contras para conseguirlos. Y administrar tiempo y esfuerzos de una manera razonable, para que no ocupe toda nuestra vida y deje espacio para lo demás.
Focalizarse es muy bueno para conseguir algo, pero no tanto obsesionarse y querer algo a toda costa. Los errores también son una enseñanza muy buena, además de que no podemos personalmente controlar absolutamente todo lo que ocurre en la vida, lo que depende y lo que no de nosotros. A veces hay que aceptar que a pesar del esfuerzo, no vamos a conseguir ciertas metas.
Las personas somos muchas cosas y se nos quiere y valora por mucho más que lo que logramos. Así es que esfuérzate, consigue tus sueños, pero atiende a las señales, y no quieras ser perfecto, porque antes que eso ¡tienes que ser feliz!