El poder de la amabilidad

Por JoseV, el 19/07/2012

El poder de la amabilidad

Un buenos días, dicho con afabilidad, con una sonrisa amable, es lo que inicia muchas de mis jornadas. Es el saludo que recibo en un peaje de una autopista. Un detalle simple, que puede parecer que no tiene importancia, pero que anima a seguir esa ruta, pese a que me cuesta dinero, y que el día que falta, que hay un empleado menos amable, se echa de menos.

La amabilidad, la sonrisa, son dos herramientas muy efectivas en el trato con los que nos rodean. Son tan poderosas que acercarte o a alguien con una sonrisa en los labios, es una forma de sentar una primera impresión que puede abrir muchas puertas y dejar paso a las oportunidades.

Todos necesitamos que nos traten con amabilidad, de hecho queremos más, esperamos que nos traten con cariño, de una forma afectuosa. Piensa en esa amiga que derrocha amor ¿a qué te apetece mucho verla? Ahora piensa en la última persona que te atendió sin interés, de una forma hosca ¿te acuerdas de quién es? Yo sí, es la razón por la que escribo este artículo. Un camarero es el responsable de que te cuente las ventajas de la amabilidad, da igual que hablemos en el terreno personal o en el profesional, en las relaciones familiares o en el trato con desconocidos, la diferencia entre recibir a alguien con una sonrisa o un gesto hosco o simplemente desinteresado, marca grandes diferencias.

Y son tan grandes estas diferencias, que sonreir consigue que cambiemos incluso nosotros mismos. La sonrisa no es solo un poderoso imán que atrae y contagia a los demás, diversos estudios han demostrado que sonreir sin más, distender los labios, hacer el gesto de sonreir de forma exagerada, tiene un efecto saludable sobre nuestro cerebro. Tiene repercusiones sobre el sistema inmunológico, produce serotoninas y endorfinas, un chute de felicidad, que modera los padecimientos tanto físicos, como psicológicos.

La amabilidad es una herramienta empresarial, por supuesto, pero sobre todo es una poderosa arma personal. Incluso aunque no esté en los manuales o en los genes de nuestra empresa, nada nos impide ser amables, tratar con respeto y cortesía a nuestros compañeros o clientes. Y como veíamos en el párrafo anterior nos interesa ser amables, egoístamente debemos sonreír, porque los primeros beneficiados somos nosotros, pero además estamos provocando una respuesta positiva del que tenemos delante.

Un par de consejos:

  • Sonríe, hazlo con ganas. Sin ninguna razón, hazlo ahora mismo, mientras lees esto, yo lo estoy haciendo. Simplemente eleva la comisura de tus labios y sonríe abiertamente, pon una gran sonrisa en tus labios. La acción de la sonrisas sobre los músculos faciales, sobre el sistema endocrino y nuestro cerebro facilitará la secreción de endorfinas. Piensa en algo que te disguste. ¿Es difícil verdad? La razón es que es complicado pensar en algo negativo, mientras hay una sonrisa en tu cara.
  • Define un activador de la sonrisa. Cuanto más sonrías a lo largo del día mejor que mejor, así que piensa en algo que escuches a menudo durante el día, un sonido, una palabra, lo que sea, y cuando lo escuches sonríe. Inténtalo ahora mismo.
  • Sonríe mientras hablas, incluso por teléfono. Cualquier profesional de la comunicación te dirá que hay que sonreír cuando hablas por teléfono, la persona que hay del otro lado lo percibe, se nota en el tono, estás transmitiendo un mensaje positivo.

Así que sonríe, sonríe mucho y hazlo a menudo, para conseguir que los demás se acerquen a ti o para ligar, porque los del sexo opuesto te encontrarán más atractivo. Porque mejora tu salud o porque alarga tu vida, da igual porque sonrías, pero hazlo, porque en los tiempos que vivimos una sonrisa puede significar una gran diferencia. No dejes de sonreir, empieza ahora mismo, y si hay alguna técnica que utilices y te da un buen resultado, compártela con todos nosotros.