Los jefes problemáticos

Por JoseV, el 17/08/2012

Los jefes problemáticos

Cómo lidiar con los jefes tóxicos y sobrevivir a la experiencia

Cuando hablé con Justina sobre el tema de la semana: las relaciones, lo primero que pensé fue escribir algo sobre la amistad entre adultos, pero vi que ya habíamos hablado sobre ello  y, aunque el tema dé para mil artículos más, creí que era más interesante centrarse en los aspectos profesionales y laborales que son motivos de tantas preocupaciones y conflictos. En el eje de las relaciones laborales está la del jefe con el empleado y entre los primeros encontramos de seres humanos muy mejorables.

He pasado una buena parte de mi vida laboral trabajando como autónomo, eso me ha llevado a crear una relación especial con muchos de clientes a los que veo más como jefes, y viceversa, he trabajado bajo contratos laborales que solo eran una forma de satisfacer a alguien que era más bien un cliente para que pudiera incluirme en la plantilla. La realidad es que me da igual una fórmula u otra, siempre y cuando las cosas funcionen razonablemente. Trabajar con buenos clientes o jefes es una maravilla y creo que si manejan bien las cosas la mayoría de la gente es fácil de llevar, aportando experiencias muy interesantes tanto en lo personal, como en lo profesional. Dicho lo cual hace falta habilidad para contentar a los clientes y mucha más cuando consideran que son tus jefes y eso les da un plus más de control. Una cosa que creo es importante que comprendamos es que hasta el más alto de los jefes tiene a su vez otros jefes. Sí hasta Obama y Botín tienen que rendir cuentas ante alguien. Bromas aparte, cómo mínimo y si aparentemente no hay nadie por encima, los clientes o colectivos ante los que tenga que responder, actúan a su vez como un factor de responsabilidad. Cuanto más arriba, mayor es la responsabilidad y si el negocio es propio ni te cuento. A través de los años he identificado unos cuantos tipos de jefes problemáticos que que me gustaría compartir contigo y algunas experiencias que podrían resultarte útiles.

El jefe superdios

El superdios es un personaje la mar de peculiar, lo más destacable además de su ego desmesurado que le hace verse como un semidios, es su absoluta incapacidad para escuchar a los demás y que suelen ser personajes encantadores, cuando les conviene, esto es hasta dos días después de que te han contratado. Si lo que vas a plantear es algo diferente a lo que espera escuchar directamente no te prestará atención, aunque lo parezca. La única forma de que acepte una sugerencia es cuando la considere como una idea propia.

Los manuales dicen que en el caso de estos personajes lo primero que se debe evitar es reforzar su ego, dándoles la razón o alabando lo que hacen, la realidad es que es bastante difícil evitar estas situaciones y si no eres un robot, alguna palabra de aprecio te sale, por despreciable que pueda ser el individuo en cuestión. Lo más inteligente es hacer tu trabajo y relacionarte lo mínimo posible con él, dejando distancia, no te dejes encandilar por sus palabras o gestos amables, si sabes positivamente que es parte del teatro, porque lo que digas sobre tus compañeros u otros, traerá consecuencias seguro.

El jefe nini

Hay jefes que ni pinchan, ni cortan, les llamo los jefes nini. Si es una persona sin demasiadas ambiciones y paciente, tampoco tendrá mucha importancia, y son fáciles de llevar, de hecho suelen estar cómodos en esa posición y aprecian la ayuda, pero sin son personas ambiciosas o con un carácter difícil, tendrás que tener un extremo cuidado, porque a nadie le gusta no pintar nada y menos a este tipo de personajes. Como sea una persona colérica o que tiene que acumular mucha presión de arriba, lo pagará con subordinados, clientes o con quién sea, sus explosiones pueden ser temibles. Si son hombres, las mujeres lo tendrán más difícil, a no ser que recurran al arsenal femenino. Aunque los hombres también tienen sus posibilidades, porque con semejante carácter suelen tener problemas para mantener relaciones estables.

A no ser que optes por ese tipo de estrategias, con estos es conveniente tener un trato profesional y mantener las distancias desde el primer día. No les des argumentos para montar la bronca y si se pasan de frenada, pon límites. Aunque te intimiden ponte en tu lugar y explícale que si no te deja argumentar tus decisiones, ya volverás en otro momento o que no estás ahí para que te traten sin respeto. Si puedes reportar su comportamiento a instancias superiores hazlo, pero déjate guiar por tus compañeros, porque si es un personaje que lleva mucho tiempo en el puesto, probablemente habrá más cosas que no funcionan en la empresa.

El jefe vago

Al principio resulta increíble encontrarte con personas que viven sin hacer prácticamente nada. Los encuentras entre los compañeros y, curiosamente, también entre los jefes. Un trabajador con el diente afilado dirá que lo normal es que los jefes no trabajen mucho. Salvo excepciones esto no es así, de hecho la mayoría de los que me he encontrado trabajan más de la cuenta. Un jefe vago se pasa todo el día visitando webs, la máquina del café, empleados o clientes. Se trata de parecer que hace algo, pero raramente esto tiene que ver con los objetivos o las tareas que tiene marcadas. Este es un individuo peligroso, porque tiende a cargar la tarea o la responsabilidad sobre terceros.

Si es lo primero y tienes claro que eres el adjudicatario, cuanto antes te hagas cargo de la situación mejor que mejor. Es una ventaja porque te permite quedar bien con él, haces tu trabajo y tampoco tienes que romperte la espalda, porque ya se encargará el de justificar por qué las cosas han sido así. Si por el contrario te echa la culpa, ahí tendrás que manejarlo con mucha habilidad, porque si ha llegado a donde está sin hacer nada, él será extremadamente hábil también. Intenta aliarte, en temas laborales, y ponte a su servicio para que "tu no vuelvas a cometer" el mismo error. Cuidado con que acabes encargándote de tu trabajo y el suyo.

El jefe haz esto, no esto otro

En algunas personas la indecisión forma parte de su carácter, en otros se trata de perfeccionismo y a veces te encuentras con los que cambian las prioridades 10 veces al día. Son tres personajes muy diferentes, pero que te afectan de una forma parecida. Al primero tendrás que ayudarle a decidir y reforzar su autoestima. Con el segundo solo te queda intentar comprender que hay detrás de sus indicaciones, por imprecisas o vagas que puedan ser.

Y con el tercero yo pensaría en cambiar de trabajo, porque como no hagas de psicólogo, pocas posibilidades hay de que puedas desarrollar una carrera profesional al lado de alguien así. La única alternativa, que no es fácil, es que cuando te asigne una nueva tarea le indiques que te harás cargo de ella, al finalizar lo que estés haciendo. Si consigues su aprobación es recuperable, lo normal es que te sugiera seguir con lo nuevo.

El jefe incompetente

He dejado este para el final, porque aun siendo una de las figuras más habituales, sobre todo en mandos intermedios o a nivel departamental, si es una buena persona, es fácil de manejar y te deja trabajar. En este caso suele ser alguien que al no tener demasiado respeto de sus subordinados, el reconocimiento, una palabra amable le deja satisfecho.

Para las personas normales trabajar con jefes como los descritos suele ser un problema, solo los extraordinariamente pragmáticos y los trepas pueden lidiar con semejantes personajes y además obtener una ventaja de ello. Por lo tanto si en una organización nos encontramos con algunos jefes que encajen en estos perfiles y muchos trabajadores pragmáticos o trepas, esa empresa tiene un futuro complicado por delante, porque ¿quién se preocupa realmente por lo que es bueno para la prosperidad del colectivo, de la organización?

Si tu empresa es así o justo lo contrario, si tus jefes se ajustan a este perfil o es otro que deberíamos conocer, no dejes de compartirlo. Hasta pronto.

 

Ilustración: Dreamstime