Cuando no tienen tiempo para nosotros
Por Pilar, el 08/03/2017

La vida se nos va complicando con la edad, y ya no podemos tener esas relaciones de infancia en las que íbamos con dos o tres amigos a todos los sitios, como uña y carne. Al crecer, nos vamos separando y vamos introduciendo en la vida a más personas y obligaciones. Así es que no queda más remedio que organizarse lo mejor posible, y hacer compatible todas esas cosas. Y claro, unas tendrán prioridad sobre otras, es indispensable, porque no podemos abarcarlo todo. De manera inconsciente, lo que hacemos es dar un valor a las personas, y siendo realistas elegimos a las más interesantes para nosotros, por el motivo que sea. Lo hacemos nosotros y lo hacen los demás.
Puede ocurrir que no sea mutuo y que nosotros a pesar de nuestro empeño, para otra persona no seamos imprescindibles, que tal vez en su tiempo no haya un hueco para dedicarnos. A pesar de la decepción e incluso el dolor que nos produzca, debemos asumirlo sin dramatizar, entender qué está ocurriendo y aceptarlo. Sin rencores, aceptando que la vida viene así, y recordando todo lo que esa persona ha supuesto en nuestra vida.
Querer a otros no es una obligación, ni para los demás ni para nosotros, y para hacerlo no hace falta estar siempre juntos, se trata de encajar cada uno en la vida del otro de la mejor manera posible. Ni podemos obligar a otros a que se comporten como nos gustaría a nosotros, ni poner por los suelos nuestra dignidad para que los demás nos quieran. Si hay que esforzarse mucho para tener hueco en la vida de otras personas, es el momento de alejarse ya que obviamente se trata de un afecto desigual.
Para nuestro tiempo tenemos que elegir personas que sean una prioridad en nuestra vida, no nos podemos sentir culpables por no considerar como tal a alguien que no nos apetece, y de igual manera tenemos que respetar a los demás cuando sienten lo mismo hacia nosotros. No hacerlo supone sentirnos absurdamente infelices, malgastar nuestro tiempo en algo que no se va a dar, y esforzarnos por el cariño de alguien que en ese momento no está por la labor.