Estilo minimal, cuando menos es mejor

Por Pilar, el 19/07/2017

Estilo minimal, cuando menos es mejor

La definición del tipo de vida que lleva una persona que sigue esta manera de vivir es bastante sencilla. Compran, consumen en aquello que es estrictamente necesario. No quieren arrastrar cosas superfluas y prescindibles. Esto no signifca que gasten menos dinero que otros, o que malvivan, no. El concepto es tener las cosas que realmente son necesarias para cada uno, da igual que sean caras o baratas. Priorizan lo que es realmente fundamental.

Para hacerte una idea es como si ahora mismo solo tuvieras una maleta mediana en la que llevar tus cosas a un largo viaje. O que de repente solo tuvieras una habitación en la que meter tus muebles. Tienes que elegir lo que cabe y dejar fuera muchas cosas que si las tienes bien y sino no pasa nada. Lo que va en la maleta es lo verdaderamente imprescindible. Para cada persona serán cosas diferentes y cada uno le dará más importancia a unos objetos que a otros.

Ahora imagina que siempre vives con eso que tienes en la maleta. No se trata de ser asceta o padecer necesidad, se trata de tener aquello que realmente nos es útil y reponer las cosas cuando sea imprescindible. Un minimal huye de la acumulación de objetos inservibles. Ahora piensa en la cantidad de cosas que dejarías fuera de esa maleta sin que tu vida se viera en absoluto perjudicada. Pues todo eso es superfluo, solo es un estorbo. Te convenza esta filosofía o no, que sepas que ya podrías donar o tirar a la basura todo eso. Rara vez lo vas a utilizar y solo te hace tener un lastre de desorden y exceso que no ayuda para nada.

Un minimal puede gastar una fortuna en un móvil o en un ordenador, si le es necesario para el trabajo y además le ahorra espacio y el uso de otros soportes. Puede que no gaste tanto en unas zapatillas deportivas, y tal vez sus camisetas las compre por lotes económicos. O tal vez gaste una fortuna en ropa, pero solo tendrá lo que vaya a utilizar de verdad, igual que con los productos de belleza o los zapatos. Cada uno decide cuál es su prioridad en la vida y en su gasto. 

Creo que sería un experimento de lo más interesante catalogar todo lo que tenemos por casa y etiquetarlo como prescindible e imprescindible, y comprobar cuantas cosas nos sobran en realidad, y lo bien que se vive con las necesarias, en vez de estar rodeados de trastos inútiles. Yo estoy deseando empezar!