Mis hijos no tienen de eso

Por Pilar, el 02/08/2018

Mis hijos no tienen de eso

Orgulloso, con un especial brillo en los ojos respondió así: "mis hijos no tienen de eso". Se hablaba en la conversación de tablets, ordenadores, puede que surgiera en algún momento la consola. Pero sus hijos no tenían de eso, como si "eso" fuera el mismo diablo. Respetable, por supuesto, cada uno educa a sus hijos como sabe o entiende, que no vienen con manual de instrucciones y bregar con su personalidad, la de los padres y la de la vida que les ha tocado vivir ya es suficiente tarea. Pero creo, desde mi modesta opinión, que vivir de espaldas a algunas cosas, en este caso soportes digitales, es como intentar vivir como un Amish en pleno Nueva York. Respetable, desde luego, pero también es pedir una heroicidad innecesaria, que tampoco conduce a una mayor felicidad. Y porque "eso", la tecnología, no es el diablo. Y más para los pequeños que han nacido y se desarrollan a la vez que ella.

Si los padres creen que negar la tecnología a sus hijos será beneficioso, como si de esa manera se les protegiera de los futuros males del mundo, creo que se equivocan. La tecnología tiene un lado pernicioso, por supuesto, adicción, cibercrastinación, pero como tantas otras cosas a las que se van a enfrentar en la vida. Y evitar la tecnología en una era básicamente tecnológica... no parece que tenga sentido ni utilidad

El tema, queridos padres, la solución, no es que no tengan de eso. Es que lo usen adecuadamente. Que los niños jueguen con una tablet, un ordenador no es un problema. Lo es que se pasen así todo el día y que no hagan nada más. Entonces eso se convierte en un problema, grande. Pero si se utiliza para ayudar a aprender idiomas, estudiar y se convierte en un amigo más, es una herramienta estupenda.

Y sobre todo, hay que pensar que si no es ahora, el año que viene, al otro o en el instituto o trabajo, tendrán que utilizar la tecnología, sí o sí. No podemos parar el desarrollo del futuro. Es irresponsable obligar a nuestros hijos a vivir de la misma manera que lo hicimos nosotros. La sociedad no era la misma, ni el momento de desarrollo histórico tampoco, las cosas son distintas y de un día para otro cambian más y mucho. Que a nosotros nos impactó la tele en color, la FM y algunas cosas más, pero teníamos tiempo de digerir las cosas. Para ellos el mundo más que correr vuela. Y negarles la oportunidad de estar al día, máxime si se trata de un acto de esnobismo paterno, es lastrarlos innecesariamente, la verdad.

Que un chaval utilice la tecnología no significa que no pueda seguir siendo un niño que jugará a la manera tradicional. Una cosa no quita la otra. Y más que un enfrentamiento entre maneras de disfrutar, jugar o aprender, la tarea de los adultos es buscar la mejor combinación de todas ellas.