Se acabó el amor, ¿ahora somos amigos?
Por Pilar, el 30/06/2020

Siempre me ha llamado la atención la buena relación que tienen algunas personas con sus ex parejas.¿Por qué algunas parejas se llevan bien y otras no, cuando rompen? Dependerá de cómo sean las personas, de los vínculos que les unen y fundamentalmente de la causa de la ruptura.
Conozco el caso de un matrimonio, padres de cuatro hijos, que se separó alrededor de los sesenta y algo. No había pasado nada, simplemente se habían convertido en compañeros de piso, con gustos muy diferentes y a ella le apetecía hacer todo eso que no había hecho con su esposo mientras estaban casados. Aunque él no terminó de entender esa ruptura a esa edad no hubo dramas. La mujer tomó clases de baile, viajó y vivió en varios países del mundo, hizo realidad en esos diez años la vida que siempre había soñado. Cuando enfermó, su ex marido la acogió en casa y cuidó de ella hasta el final.
Es una historia maravillosa de dos personas que han tenido una relación de amor que cuando termina se convierte en una relación cordial. Pero hay que tener en cuenta que no hubo terceras personas, ni peleas por la custodia de los hijos, ningún elemento que contribuyera a que no fuera así. El caso podría haber sido distinto con niños pequeños, nuevas parejas, tener propiedades a medias de pagar o cualquier otra cosa, porque todo eso influye en el tono que va a tener después la relación.
Hay otros casos en los que no solo no hay cordialidad sino que hay rencor hacia el otro. Al margen de todos los padecimientos a los que una parte de la pareja haya podido someter a la otra, no vale la pena tener esa reacción. Es un grave error. Si no ha pasado nada o es inevitable no vale la pena enfadarse, no hay remedio. Y si tan malo fue el tiempo con esa persona, hay que alegrarse de que haya terminado, pensar en toda la vida que queda por delante y seguir cada uno a lo suyo. Seguir atado a alguien a quien no se quiere, que lastima, con un sentimiento como el odio, el rencor, solo es hacerse daño a uno mismo.
Cuando acaba el amor no hay más, ha acabado, no se puede ignorar algo así. Lo honesto es reconocerlo, otra cosa es que se de o no el paso. Si se da, hay que situarse, darse un tiempo para dejar que la distancia haga su trabajo y obrar con naturalidad. Si hay intereses comunes, como hijos, amigos, trabajo, que de alguna manera "obligan" a que haya un contacto, decidir hasta dónde es conveniente llegar. Las apariencias tampoco pueden condicionar una relación si no es deseada. Si no hay nada en común puede que sea más fácil desligarse de la otra persona, siempre y cuando uno lo desee así.
No hay obligación ni de ser ni de dejar de ser amigo de un ex. Es una decisión propia, en la que hay que dejarse llevar por lo que uno necesita o le apetece. Lo que cada uno decida estará bien. Se dice que la amistad puede acabar en amor, pero el amor en amistad no. Que cada uno decida como tiene que ser. Lo que está claro es que para iniciar una nueva etapa y ser feliz hay que abandonar el lastre que nos acompaña y eso incluye a ciertas personas que inevitablemente hay que dejar atrás. Se acaba el amor, pero no se acaba la vida.
Imagen: Joshua Coleman