Cosas que no cambian

Por Pilar, el 14/08/2020

Cosas que no cambian

A mí la pandemia no me ha hecho mejor persona. Muchos auguraban que esto iba a ser un revulsivo, que después de todo lo que estaba pasando la gente iba a cambiar, a mejor claro. No es mi caso, sigo igual, lo siento por los que me conocen, aunque me alegro infinito por los aquellos que después de las experiencias pasadas se hayan convertido en mejores personas, más perfectas.

Para ser sincera del todo he de decir que con el confinamiento he aprendido o mejor dicho he reforzado un par de cosas. Una, que estar más cerca, más tiempo con los tuyos no hace que los quieras ni más ni mejor. Que cuando te quitan tu tiempo y tu espacio no eres tú, son ellos. Supongo que la felicidad y el buen rollo que mostraban algunas familias al principio de la pandemia, ayudando los deberes con los niños, sonrientes, teletrabajando a la vez que acunaban a sus retoños, haciendo pasteles y pan los fines de semana, terminaría en algún momento. Es lo lógico, lo raro era lo suyo, no lo mío, que no he conseguido encontrar el lado bueno del encierro.

Dos. Si ya tenía claro que con muy poco se puede vivir, el hecho de ir a comprar una vez por semana, asustada, a toda prisa para salir del ambiente malsano del supermercado, hipocrondríaca perdida, porque nadie me tosiera ni de lejos, me ha hecho todavía más austera y menos quisquillosa para las cosas. Da igual que parezcan importantes o no, puedo pasar sin ello hasta la próxima o más. Todo lo que no sirva para no morir de hambre o no sea higiene personal es prescindible o sustituible. 

Yo no noto un halo de luz cuando me miro en el espejo. Pero seguiré atenta y comentaré en todo caso si observo cualquier novedad, ya que parece que el tema se alarga. Y no insistan en ser mejores, basta con que sobrevivan a uno mismo y a los demás.

Imagen: Jukan Tateisi on Unsplash