De nuevo San Valentín
Por Pilar, el 11/02/2021

Otra vez San Valentín, día de los enamorados. Valentín, sacerdote que en el siglo III, plantó cara al emperador Claudio II decidido a prohibir los matrimonios entre los jóvenes, dicen, para que los solteros fueran mejores soldados al no tener ataduras de ningún tipo. Valentín se dedicó a casarlos en secreto, el triunfo del amor, y el emperador claro, se enfadó y lo condenó a muerte, el 14 de febrero de 270. De ahí que se celebre este día su festividad.
Pero, no podemos olvidar en todo este entramado amoroso al socio de San Valentín, Cupido. Sin su participación no habría nada que celebrar. El dios del amor tiene primero que disparar con sus flechas a los que acabarán enamorados para que festejen el día tal como se merece.
La leyenda cuenta que Cupido hijo de Venus, diosa de la belleza, y Marte, dios de la guerra, creció escondido en un bosque, donde lo dejó su madre al cuidado de unas ninfas, para protegerlo de Júpiter. El dios de la luz, encargado del equilibrio entre dioses y humanos sospechaba que con Cupido llegaría el caos al mundo. No iba muy descaminado, porque el amor raramente deja nada en su sitio.
En el bosque, Cupido creció libre y desarrolló su caracter un tanto irresponsable. Venus le regaló su famoso arco con flechas de dos puntas, una de oro que proporcionaba amor y otra de plomo odio e ingratitud. Ni dioses ni mortales eran inmunes a sus efectos.
El dios del amor tampoco lo fue y se enamoró a primera vista de una bellísima mujer llamada Psique, con la que consiguió casarse después de que intentara matarle a instancias de sus hermanas y de las pruebas que la celosísima Venus hizo superar a la hermosa pretendiente de su hijo. Final feliz de la historia.
Hay que llegar hasta el siglo XIX para encontrar a una librera, Esther A. Howland, que tuvo la idea de vender en la tienda familiar unas tarjetas con dibujos románticos, tal vez no fue la primera en hacerlo, que se hicieron muy populares. Lo demás ya lo sabemos, una cosa llevó a otra y ahora los regalos son de todo tipo y valor.
Así es que este día de los enamorados se celebra gracias o a pesar de Cupido, que dispara sus flechas de amor, de San Valentín, un hombre que lucho por el amor desafiando al poder del emperador, y de una romántica librera, que tuvo un gran ocurrencia que se viralizó.
San Valentín no es indiferente a casi nadie. Al que tiene un amor le recuerda que tiene suerte de celebrarlo. Al que no lo tiene o no es recíproco, le queda el consuelo de comerse en el sofá, en soledad, los bombones que gustoso habría compartido con su pareja. Pero es que así es la vida, nunca llueve a gusto de todos.