La autoestima, conocerse y quererse. Claves para conseguirlo

Por Pilar, el 03/03/2021

La autoestima, conocerse y quererse. Claves para conseguirlo

¿Qué es la autoestima?

Es la percepción, la valoración que cada persona se da a sí misma. Si tuviéramos que definirnos en lo bueno y en lo malo, seríamos capaces de enumerar unas cuantas cualidades y unos cuantos defectos, ¿verdad que sí? Eso es lo que somos.

Esa definición la haríamos influidos por nuestro propio caracter, nuestras vivencias, el contexto y la relación que tenemos con los demás. Por eso la autoestima puede cambiar, dependiendo de la propia actitud y de las circunstancias personales, sociales o laborales.

La percepción que cada uno tiene de sí mismo depende de qué situación se esté evaluando, y puede ser muy alta en algunos aspectos y muy baja en otros.

Una persona con alta autoestima se caracteriza por la confianza que tiene en sus aptitudes. Tiene una actitud positiva, que le permite enfrentarse a la vida cotidiana con perspectivas de éxito. Esto, a su vez, permite que esa persona se sienta más preparada, más segura por su alto índice de éxitos y acometerá sus siguientes retos con más entusiasmo.

La persona con baja autoestima está justo en la situación contraria. Se trata de alguien inseguro, que no está satisfecho con su vida y con alta sensibilidad a la crítica. Normalmente son personas poco asertivas, que no son capaces de explicar con claridad lo que quieren o lo que les molesta. Esto puede llevar a que tengan una actitud de querer agradar a los demás para que se les quiera, pero sin hacer lo que realmente quieren.

Pero, lo que realmente tenemos que conseguir es tener una autoestima sana y equilibrada, que nos permita estar a gusto con nosotros mismos, pilar fundamental para ser felices. La autoestima se puede trabajar, para evitar frustraciones y pensamientos autodestructivos.

¿Cómo mantener una autoestima saludable?

Tener una actitud positiva

Una motivación positiva al enfrentarse a una determinada tarea, haciendo hincapié en las cualidades propias, aumenta las posibilidades de éxito y por lo tanto, la autoestima.

A veces lo que nos lastima no es lo que ocurre, sino la manera en que vemos las cosas. Enfrentarnos a las dificultades con una actitud positiva aumenta las posibilidades de tener éxito. Justo lo contrario que ocurre si la actitud es negativa, que además de insana, destruye la autoestima. 

Hay que darle a cada situación el valor que tiene y pensar las dificultades también sirven para aprender y crecer. Eso es en lo que hay que fijarse, en el balance positivo, sin anclarse en los errores y fracasos, que si no se dejan ir no son más que una pesada mochila que nos impedirá avanzar.

Objetivos realistas

Está muy bien marcarse propósitos, tener objetivos en la vida, pero hay que elegir algo que pueda ser realizable en nuestras condiciones y circunstancias, porque plantearse algo inalcanzable solo conseguirá que nos sintamos frustrados. Objetivos realistas, alcanzables y a corto plazo que nos permitirán mejorar y sentirnos bien.

Ser honesto con uno mismo

No sirve de nada engañarse pensando que somos de la manera que nos gustaría ser, cuando nuestro comportamiento demuestra otra cosa. Hay que conocerse y aceptarse, darse la oportunidad de ser uno mismo tal cual. Sin fustigarnos continuamente, somos humanos.

Valorar las cualidades positivas

Tenemos muchas buenas cualidades a pesar de lo cual insistimos en fijarnos en lo que menos nos gusta. Es un buen ejercicio pensar en todas nuestras virtudes y en todos los logros propios y ajenos en los que hemos participado.

Ser responsable

Quererse y dejarse fluir no significa ser irresponsable. Hay que ser consecuente y aceptar de forma madura y coherente que las consecuencias de actuar o no, de una determinada manera son fruto de nuestra decisión y por ello somos los únicos responsables. 

Vivir en el presente

Si vivimos anclados en el pasado o pensando en el futuro, nos perdemos el momento presente. No hay que olvidar que el pasado ya no se puede cambiar, que lo bueno o malo que se ha hecho se ha quedado allí. El futuro debe tenerse en cuenta, pero no puede atenazar el presente. 

Conocernos, aceptar lo que somos, lo que nos gusta y lo que no, si tenemos intención de mejorarnos.